(así de feliz estaba)
Vació el vaso de un trago y pidió otro.
Del otro lado del ventanal se paseaban putas y canas.
Una mosca se le posó en la mejilla y le caminó la cara.
Sintió cosquillas y se cacheteó.
Entonces se dio cuenta,
y una repentina rabia,
una vergüenza de proxeneta,
se le enroscó en las piernas y lo empujó hacia la puerta.
La noche bostezaba putas y canas.
En la esquina reconoció una melena y se le incendió la rabia.
Llegó a caminar un par de metros nada más.
Dos dientes calientes le mordieron la espalda.
¨Malditos chulos¨- gritó el dueño del bar.
Mientras un frío muy frío le hablaba y le recordaba:
¨Saliste sin pagar¨
¨Con el gallego no se jode¨
Y se murió.

No hay comentarios:
Publicar un comentario