domingo, 30 de noviembre de 2008

LIMOSNA

Ese domingo Montevideo transpiraba,
y en los escalones de la iglesia,
los mendigos mendigaban.
Él abrió la billetera y a diestra y siniestra limosneaba.
Cuando la misa terminó,
salió y compró diez litros de nafta.
Entonces regresó a la casa de Dios.
Dicen los testigos que los mendigos chillaban.
Y que él encendió un cigarro
en el fuego de una espalda.

viernes, 28 de noviembre de 2008

DE REFRANES Y OTRAS COSAS



La ciega malvada tanteó y arrancó un pedazo.
Por su condición, no podía encender un fuego,
y entonces crudo se lo comió.
Su madre, postrada y sangrando en la cama le gritó : ¨Malvada¨
Mientras la ciega canturreaba : ¨Ojos que no ven, 
corazón que no siente¨.
Y eructó.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

UN BUEN TRABAJO

Ella se arrodilló y a él le temblaron las piernas.
Desde su altura, le veía un pedazo de nuca y casi toda la espalda.
Él cerró los ojos y se dijo: ¨plata bien gastada¨.
Cuando acabó, le preguntó:
¿Cuanto te debo?
Y ella, arrodillada, le contestó:
¨Son cincuenta¨.
Él le dió sesenta y con paso firme atravezó la plaza.
Sus zapatos brillaban.

martes, 25 de noviembre de 2008

“DULCEMUERTE”

Se posó en la rosa y guardó sus alas.
Cansada de sol y mieles cerró los ojos.
En el pétalo se durmió y resbaló.
Una espina le despertó el alma.

sábado, 22 de noviembre de 2008

EDIPA

Estaban cortando naranjas de las ramas más bajas.
Padre, con sus tijeras largas y afiladas.
Hija, con una cesta de cañas entrelazadas.
Padre le alcanzó una naranja y le dijo:
" Ya no amo más a tu madre ".
Hija lo tomó de las manos y se quedaron así
los dos bajo el naranjo.
Un rato después regresaron a casa.
Padre, en silencio, cabizbajo.
Hija, sonriendo, mirándose en el reflejo de las tijeras afiladas.

MAL MIRADO


Se sacó un ojo y se lo metió en la boca.
La cuenca le sangraba.
La lengua con el ojo jugaba.
Tenía ganas de morderlo pero no se animaba.
La saliva sabía a miradas.
Entonces se decidió y se arrancó el otro ojo.
La cuenca le sangraba.
La lengua con los dos ojos jugaba.
Entonces se los tragó y sentado en un sillón
trató de encender un cigarro.
Pero no encontró los fósforos.