viernes, 28 de noviembre de 2008

DE REFRANES Y OTRAS COSAS



La ciega malvada tanteó y arrancó un pedazo.
Por su condición, no podía encender un fuego,
y entonces crudo se lo comió.
Su madre, postrada y sangrando en la cama le gritó : ¨Malvada¨
Mientras la ciega canturreaba : ¨Ojos que no ven, 
corazón que no siente¨.
Y eructó.


No hay comentarios: