
Se sacó un ojo y se lo metió en la boca.
La cuenca le sangraba.
La lengua con el ojo jugaba.
Tenía ganas de morderlo pero no se animaba.
La saliva sabía a miradas.
Entonces se decidió y se arrancó el otro ojo.
La cuenca le sangraba.
La lengua con los dos ojos jugaba.
Entonces se los tragó y sentado en un sillón
trató de encender un cigarro.
Pero no encontró los fósforos.

2 comentarios:
Sos un genio, es lo mejor que leí despues de cortazar. Si no tenes ningun libro tenes que hacer uno. Mis amigos y yo en españa lo compramos.
Yo también lo compro. me alegra mucho que tengas este espacio mientras.
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